Diario de las revelaciones

La cuantiosa y reconocida obra poética de Gustavo Pereira no deja dudas sobre su importancia y protagonismo dentro de la poesía venezolana contemporánea. Con su subgénero personal del somari, el poeta Pereira ha extendido y compartido en gran escala su experiencia sensible.

Pero es la amplitud de esta experiencia misma la que unísonamente ha reclamado del escritor la acción de la prosa, no como complemento de la poesía, sino como excedente, como expansión de esa misma sensibilidad, cuando ella involucra en su insurgencia estética no solo la imaginación sino también la crítica como ejes de la conciencia poética.

La forma del diario o sucesión cronológica brinda el soporte para una secuencia de textos de formato múltiple en que se barajan los géneros y las autorías, compartidos por un lector incansable. Poesía, prosa, reflexión, memoria o ensueño, se escriben bajo un mismo empuje: el de habitar el día con la palabra.

Los textos llevan la fecha en que acontecen como revelaciones, son textos que advienen, textos-acontecimientos que han dejado una huella en el tiempo. El acontecimiento es la revelación del texto un preciso día.

Un día puede depararnos un somari, un discurso, una lectura, un reencuentro con un poema, una crónica o una estampa histórica, un análisis político, una crítica literaria, una serie de epígrafes, una simple idea.

Diario, calendario, almanaque, caleidoscópico y misceláneo, en esta superficie unívoca que afirma la igualdad de los géneros, los escritos, propios y ajenos, transcurren bajo el hilo de un leitmotiv: la insumisión de la sensibilidad y del intelecto que caracteriza a la actitud poética o la poesía como conducta.