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4 Piedepágina • agosto de 2020

Tu coraje y tu perspicacia atraviesan una comarca entera,                          el cuerno de buey no hubiera podido aullar como lo hace una tormenta.
y la protección de los ancestros siempre te ha envuelto amorosamente.              Alguna vez observaste las estrellas y la avena como si fueran gotas de rocío
He aquí un gran clamor, pues algunos alegan que cuando se mata injustamente        en un paisaje de ensueño,
a una deidad de las montañas, la ofensa debe pagarse con la vida, o mejor aun,     y la sensibilidad del cuerpo te hizo conciente de todo lo que iba a suceder.
que con sus manos los parientes consanguíneos estén obligados a sacrificar         Ese instinto que te lleva a defender la libertad estaba bien versado
								[un buey!                                                                  en las fluctuaciones del sol y los cambios de estaciones,
Rodearlo en el ombligo de las constelaciones y llorar ante la vida a punto de      y finalmente eligió la piedra sólida en lugar de alas flotantes.
								[acabarse,                                                                 Éste es un momento en el que cambian las órdenes y los principios.
liquidando así la deuda final.                                                     Todos deben pasar por las dobles pruebas de vida y destino,
Éstas son las Escrituras familiares, y la hoz de mango largo que nos fue heredada  No sólo como parte de lo que ha sucedido como lo son la revolución y la guerra.
cosechó las noches y los días de nuestros mayores mientras yacían aturdidos        Que nuestros hermanos y hermanas se mantengan firmes
								[por el opio.                                                              bajo los embates de aguaceros y tempestades, testigos de la esperanza,
Ahora sólo tú lo sabes, si es que aún logras sobrevivir.                           Veamos fluir sus lágrimas, cuerpo y espíritu asumiendo la pesada carga
La gente y los demonios te consideraban demasiado joven.                           de llevar a cuesta las piedras celestiales.
Ahí estás tú escalando un álamo, y con justa razón                                 Tus pies descalzos estaban acostumbrados a las espinas,
disparando a un leopardo que amenazaba a una mujer embarazada; en su pelaje        pero ¿quién conoce ahora el dolor de las llamas?
quedó un agujero como lo es su destino segado, y para ti extendió                  Sin importar cómo varían las constelaciones caóticas entre palabras ignotas,
un lecho mortuorio, o tal vez sea la postura de un mata-llamas acostado en         tu entendimiento y descarte de las cosas comprueban que siempre has sido un Yi.
								[la tierra                                                                 Duermes profundamente, recostado en el muro de arcilla, resistiendo
con los brazos y piernas en cruz.                                                  							[necesidades
Mientras permanezcan las montañas, gavilanes y halcones se deslizarán              que no son del todo humanas, juntando una nueva realidad, dando amor a
con alas encendidas, y las sillas de montar de los guerreros aguardarán,           							[mujer y niños.
y tú te volverás inmortal.                                                         Eres una semilla libre, y tu caballo siempre está sosegado.
No fue en el dosel de las estrellas que descubriste lo que es la muerte            Cuando la noche modifica los contornos del cielo, tus pensamientos cobran vida
y que rechazaste el miedo a la descomposición; fue por tu deseo de significado     emparejando el águila y el corcel. Eres un héroe
que supiste por qué uno debe luchar ferozmente contra esa oscuridad                y agarras el sol con los dientes, sin decepcionar la luz resplandeciente.
oculta y sin nombre.                                                               Tú y el dios del vino siempre estuvieron enredados,
Otros no nos enseñaron cómo flotar a la deriva encima de esta comarca,             y lo usaste para derramar tu corazón.
y es porque creamos nuestros propios festivales, el único tiempo de ingravidez     No sólo eras tú —sus maravillas han destruido otras existencias humanas.
en el que alcanzamos a ver la flor de la existencia, y podemos,                    En vida, tú elegiste el lugar de tu propia creación.
por el más breve momento, rechazar la muerte.                                      Desde ahí puedes ver lejos, rumbo a Zizipuwu .
Si el sagrado Monte Zhekemutu no te hubiera concedido poderes místicos,            A tu hijo mayor le dijiste que la copa de beber siempre se le pasa al que está
                                                                                   								[ausente.
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