Armando Rojas Guardia y Blas Perozo Naveda

Autor: Juan Calzadilla

Armando Rojas Guardia

La muerte de Armando Rojas Guardia (1949 – 2020) despoja a la poesía venezolana de uno de sus actores más lúcidos: guía y pedagogo de la escritura poética y quizás el de mayor rendimiento en la tarea de formar nuevos valores con que contábamos en nuestra poesía, y a la que había entregado todas sus energías, durante casi tres décadas. Independiente y de espíritu antigregario y rebelde, Armando militó eventualmente en los grupos que contribuyeron críticamente a construir una apuesta combativa y vanguardista en la nueva literatura, como fue el caso de los grupos Tráfico y Guaire de los años 80.                                                                                           Armando ayudó también a fortalecer teóricamente al grupo Calicanto y su revista, que dirigía nuestra Antonia Palacios. Católico confeso y polémico, ensayista y lector contumaz de los clásicos de la teología cristiana, el talante místico que embargaba a Armando parecía no entrar en conflicto con la libertad con que se entregaba al magisterio y a una poesía directa,individualista, sensual, atípica y testimonial del ámbito urbano y fraternal en que transcurrió su apasionante vida en Caracas.                                            
Entre sus principales libros de poesía se encuentran: Del mismo ardor ardiendo (1979), Yo que supe de la vieja herida (1985), Poemas de Quebrada de la virgen (1985), Hacia la noche viva (1989), La nada vigilante (1996), El esplendor y la espera (2000), Patria y otros poemas (2008). En ensayo El Dios de la intemperie (1985), El calidoscopio de Hermes (1989), Diario merideño (1991), El principio de la incertidumbre (1994), Crónica de la memoria (1999) y La otra locura (2017).

Siglo XX

Esta noche
al pasear por la avenida
de pronto
detrás de la funeraria
iluminada S E R V I C I O D E C A P I L L A S
se veía claramente un escritorio,
se adivinaban los papeles
(contabilidad y recibos)
La Estigia de color de cheue.
Caronte vestido de flux.
La Danza de la Muerte
(¿qué se fizo el rey Don Juan?)
alquilando su cadillac lustroso
para entrar, tocando la corneta,
en ese inapelable, último polvo
de un archivo en la oficina.

Poesía

Hecha de costras,
de imágenes náufragas,
convexas,
refractarias como un vidrio ciego.
Hecha sólo de bruma y polvareda.
Opaca vanidad, interponiéndose.

Blas Perozo Naveda

     Pocas veces se presentó en las letras zulianas una situación de mayor insurgencia que cuando hizo su aparición en el Maracaibo de Udón Perez el rutilante y ruidoso grupo Apocalipsis, o como cuando un poeta nativo de Paraguaná y estudiante de la Universidad del Zulia, de nombre Blas Perozo Naveda presentó sus dos primeros libros que se editaron: Caín y Babilonia,1969. Las dos experiencias eran notoriamente radicales y de épocas distintas. Apocalipsis, agrupación fundada en 1956 por Hesnor Rivera para combatir el convencionalismo obsoleto de la poética rural y para, a título snobista, introducir las primeras notas del surrealismo por primera vez en Venezuela, mientras que Blas Perozo apostaba por la disidencia contra todo formalismo para devolverle al habla regional su fisonomía expresiva, salvaje, y una presencia oral y gestual que nunca había tenido en la poesía venezolana. La poesía de Perozo Naveda echó raíces en esta      La poesía de Perozo Naveda echó raíces en estapropuesta, creció en esta apuesta y él le fue fiel durante todo su vida. Tal ímpetu no hizo sino crecer en la poética de Naveda y estalló en el periodismo, la crónica y la política, en la vida de este poeta que luego en compañía de otros colegas funda una agrupación conocida como el Maracuchismo-lenininsmo, cuyo primer manifiesto tuvo la fachada que le proporcionó el libro del propio Perozo Naveda titulado Date por muerto que sois un hombre perdido. Compromiso si se quiere iconoclasta, breve y compulsivo fusionado con otras poéticas que en la madurez de su vida condujeron al poeta a asumir un doble comportamiento en su existencia poética.
Por un lado la ciudadanía urbana que lo arrastró a una conducta moral representada por su papel de periodista y poeta comprometido. Y por el otro lado la presencia originaria de un sujeto rural y ecológico, el hombre memorioso de su lar y la patria, del paisaje y de sus ascendientes, representada en el más importante de sus libros: Arbolario.

El poeta anciano

Soy un poeta anciano
un viejo periodista
que está sentado
mirando pasar la multitud
la tormenta
Todo fluye
la vita non si finirà
les digo a mis alumnos
y les pregunto que
dónde está Nahoma
y nadie sabe
Nahoma no viene a buscarme
marcha con los fachos
y me saluda de lejos
aquí la esperaré
cuando llegue
subiremos la escalera de caracol
y la contemplaré desnuda
y curaré las heridas
de su combate contra los míos
Nadie lo sabe
pero amo a mi enemiga
y ella también me ama
El viejo combatiente que soy
espera pacientemente
que ella regrese

Si el agua llegará al río

Si el agua llegara al río
me refugiaría en el recuerdo
de los que luchan
en todas partes del mundo
contra la injusticia
contra la guerra

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